Los artesanos del azúcar o maceteros por tradición y caleños en general, recibirán el próximo 14 de diciembre en el barrio San Antonio, la resolución por la cual se reconoce esta tradición que endulza a niños y adultos, como patrimonio nacional. Una obra de arte hecha en azúcar.
Este reconocimiento se debe al trabajo que la comunidad ha venido realizando por la preservación y protección de esta manifestación y que se dio tras la aprobación del Plan Especial de Salvaguardia, PES, con el cual se busca hacer viable la pervivencia y transmisión de la tradición de celebrar a los ahijados con macetas de alfeñique, y las tradiciones asociadas a la elaboración artesanal de dulces de azúcar y de macetas, como patrimonio cultural inmaterial y expresión viva de la cultura, creatividad e identidad de los caleños.
Todos los años, en la última semana de junio, la ciudad de Cali se viste con la dulzura, colorido y alegría de la tradición con la exhibición y venta de macetas como regalo alegórico del lazo parental entre los padrinos, sus ahijados y familias.
Esta manifestación celebra el vínculo espiritual conocido como compadrazgo o padrinazgo, entre adultos, amigos o familiares, así mismo con los infantes que son apadrinados a través de la entrega de un regalo especial que consiste en un tronco de maguey, conocido como el tronco de la flor de la cabuya, adornado con figuras (animales, flores, muñecas, entre otros) hechas de dulce y de papel, cintas, banderas y ringletes, denominado maceta de alfeñique.
Previamente al día de la fiesta de San Pedro y San Pablo, los artesanos del azúcar ubican sus puestos en sitios emblemáticos de recordación para los padrinos caleños, como el barrio San Antonio y su colina, lugares a los que asisten las familias, los padrinos y las madrinas en busca del regalo para sus ahijados y niños, al igual que los turistas quienes disfrutan de esta costumbre ícono de la ciudad.
Esta manifestación cultural propia de la capital del Valle del Cauca, única en Colombia, expresa la relación de solidaridad, reciprocidad, compromiso y colaboración entre familias y generaciones lo que refuerza el tejido social y fortalece los vínculos de identidad con la ciudad.
La maceta, una tradición llena de saber y dulzura
La tradición oral asocia directamente la manifestación a un mito de carácter religioso, se dice que Dorotea Sánchez, habitante afro y pobre del barrio San Antonio, un 29 de junio, fecha del cumpleaños de sus hijos Pedro y Pablo, invoca la ayuda de los santos apóstoles Pedro y Pablo con el fin de hallar un regalo para ellos. Los santos descienden del cielo y como solo cuenta con azúcar, le enseñan a fabricar el alfeñique y a moldear los dulces, que inserta en mazos de maguey, adornados con papelillos de colores, se los regala a sus hijos e invita a sus ahijados a compartir la vistosa golosina.
No obstante que la celebración se realiza el día dedicado a estos dos santos del cristianismo, la tradición no fue cooptada por la iglesia sino por la ciudadanía que la hizo suya y la mantuvo, circunscribiéndola a la relación padrino – ahijado, hasta el presente.
La maceta de alfeñique, en su imagen, como un árbol florecido, con sus dulces y adornos, se ha convertido en un ícono y símbolo de la ciudad. Hay una asociación directa entre la maceta y la ciudad. La maceta tiene una profunda connotación social y cultural por el vínculo familiar e intergeneracional que representa, su carácter excepcional y por ser un referente simbólico de pertenencia a la ciudad.
Mayor información
Ministerio de Cultura
Oficina de Divulgación y Prensa
Mónica Pulido V
Tel 3424100 ext 1252
Cel 3138870758