“Uno de sus principales propósitos es realzar el puente que ha unido a África con las Américas, y ese ha sido mi oficio desde hace 30 años”, dice el antropólogo bogotano Jaime Arocha, refiriéndose a los objetivos del proyecto de la UNESCO La Ruta del Esclavo, del cual hace parte. Docente de la Universidad Nacional, con una larga trayectoria en la investigación, Arocha tiene mucho que contar sobre los lazos que nos unen a ese continente.
 

Desde los diversos orígenes de los esclavizados que llegaron a estas tierras, provenientes de África occidental y central, hasta cuestiones de actualidad como el desplazamiento de comunidades afrodescendientes por los actores armados, son variados los asuntos que aborda el investigador.
        

“Yo era estudiante de ingeniería en la universidad de los Andes, cuando empecé a trabajar con el grupo de acción comunal en el bajo Sinú. Nos íbamos en las vacaciones a trabajar allá en programas de acción comunal, y ese contacto con la gente campesina —hoy diría afrodescendiente, en ese momento no se usaba esa terminología— ese contacto hizo que yo dejara de estudiar ingeniería para meterme de lleno en la antropología”.

Al regresar a Colombia después de un PhD en Columbia University entró en contacto con la antropóloga Nina S. de Friedemann, con la que comenzó a trabajar y con quien publicó el libro De sol a sol. Génesis, transformación y presencia de los negros en Colombia. Desde entonces, su actividad investigativa ha girado en torno a estos temas.
     

Aunque dice que desde la reforma constitucional de 1991 ha aumentado en el país el número de académicos interesados en los pueblos de ascendencia africana, reitera que “no se ha logrado instituir un sistema pedagógico que ponga a la gente al día sobre el fenómeno de la trata y sus consecuencias”.

En 2008, Arocha fue uno de los curadores de la exposición temporal Velorios y santos vivos en el Museo Nacional. Ésta, sobre los ritos fúnebres de las personas de ascendencia africana, continuó como exposición itinerante por el país hasta finales de 2012. “Los ritos fúnebres han sido profundamente manipulados por los actores del conflicto en Colombia”, dice Arocha. “O se prohíben hacer, o se utilizan los ritos fúnebres para identificar enemigos”.

En Neiva abordará el tema del culto a santos y vírgenes y cómo estos se ven desplazados, tanto por la problemática del desplazamiento físico de los habitantes que los practican, como por la pérdida del sentido ecológico de estas fiestas en varios lugares.