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John Edilson Castañeda y su lucha por la conservación forestal en el Guaviare

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Por ser líder ambiental ha recibido amenazas, pero él continúa con su labor porque sabe que es clave para el futuro de Colombia y del planeta.

23-07-2024
guaviare

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Por José Vicente Guzmán 

John Edilson Castañeda fue líder social y comunitario antes que líder ambiental. Primero, recuerda, llegaron las preocupaciones por el día a día de su comunidad —en el corregimiento de El Capricho, municipio de San José del Guaviare—, por la difícil situación económica para los campesinos, por la persecución de los grupos armados, las inequidades o la situación de orden público. Lo ambiental vino luego, poco a poco, mientras veía la riqueza que tenía a su alrededor y los riesgos que enfrentaba. 

Este hombre de 42 años (próximo a cumplir los 43 en agosto), contextura gruesa, cabello claro (mono John, le dicen en su comunidad), piel blanca y una barba que mantiene a ras, habla poco, aunque cuando lo hace suele ser certero y directo. Eso no significa que no use el humor —puede terminar su intervención con un chiste— o que no sonría de vez en cuando, aunque su apariencia sea la de un hombre muy serio. Eso sí, prefiere, muchas veces, estar en segundo plano, escuchar y solo habla si la situación lo amerita. Así lo hizo, por ejemplo, durante la cumbre de líderes sociales en Bogotá (la V Cumbre Humanitaria) en la que se realizó esta entrevista. 

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​“El liderazgo nace, ese no se hace. Nace de un sentimiento propio”, dice. Por eso, explica, se volvió líder ambiental cuando “estando en el territorio guaviarense, comenzamos a conocer las dinámicas y a comprender lo que puede significar el bosque, la Amazonía para la humanidad. Y también cuando empezamos a percibir el daño que se estaba produciendo y que se reproduce en todo el planeta”.

Hoy, como presidente de Asojuntas en el corregimiento de El Capricho, no solo lucha por la formalización de la propiedad de muchos campesinos, las garantías de permanencia en el territorio y el cumplimiento de los Acuerdos de Paz con las Farc, sino que también lo hace por la conservación, por proteger los árboles de la tala y la deforestación y, a largo plazo, por cambiar la cultura que impera en la región y con la cual se colonizó el territorio de Guaviare hace muchos años. 

Era una cultura mucho más ganadera, de deforestación, de ocupar el territorio, con el agravante de que era impulsada por el mismo Estado”, recuerda. Ahora las cosas han cambiado y se quiere impulsar una cultura en la que el centro esté en proteger los recursos naturales, en conservar más y en destruir menos. Una causa que él sabe que es mundial y no local. ​

 

Pero esa lucha, por loable que parezca, le ha traído muchos problemas, como amenazas y atentados. No es algo raro en Colombia. Según el informe de la Organización Global Witness publicado en septiembre del año pasado, este es el país con el mayor número de líderes ambientales asesinados en todo el mundo, con 60 personas asesinadas en 2022. “Es terrible, además porque no solamente soy líder ambiental, sino que soy líder social, y eso es difícil en medio del conflicto armado”, cuenta. 

Aun así, tiene claro que la lucha vale la pena. Y lo vale, porque al final tiene un sueño para el Guaviare y para el corregimiento de El Capricho: quiere que en ese lugar se conserve la vida, se resuelvan pacíficamente los litigios y haya paz. “Quiero que podamos vivir como manda Dios: no armados los unos contra los otros, sino amándonos los unos a los otros”, dice.  



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