El drama, en todas sus formas, será uno de los protagonistas del FIAV Bogotá - Festival Internacional de Artes Vivas, que realizará su primera edición del 4 al 14 de octubre. Este género se podrá apreciar a través de una serie de obras que, aunque diversas en sus temáticas y enfoques, comparten una misma esencia: la capacidad de reflejar y cuestionar la condición humana.
Entre esas piezas que se adentran en terrenos donde la comedia se mezcla con lo trágico, una de las más destacadas es Misericordia, una coproducción entre Emma Dante y Piccolo Teatro, que se alimenta del contraste entre la brutalidad de la vida y la capacidad de resiliencia.
Dramaturga, directora escénica de ópera, novelista y cineasta, Emma Dante es una de las figuras más determinantes de la escena italiana. Sus obras se centran en temáticas como la familia y la marginalización y, además, están impregnadas por las tradiciones populares sicilianas.
En Misericordia, Dante plantea una fábula contemporánea sobre la maternidad, el nacimiento de la propia identidad y la violencia de género. En la historia, tres prostitutas y un chico discapacitado viven en una sucia y miserable habitación.
Zombi manifiesto, del director y dramaturgo uruguayo Santiago Sanguinetti, también se instala en esa combinación de comedia y tragedia. Esta sátira utiliza el humor negro para abordar temas de conciencia de clase y venganza en un contexto posmortem.
Desde Brasil llegan Sueño, de la Heróica Companhia Cénica, que reinterpreta uno de los clásicos fantásticos de William Shakespeare, Sueño de una noche de verano, situándolo en el turbulento escenario del golpe de Estado en Chile de 1973.
Además, Caranguejo Overdrive de Aquela Companhia de Teatro de Río de Janeiro, tiene como protagonista a un antiguo combatiente que regresa a su hogar tras la Guerra del Paraguay.
Críticas y horrores
Entre la línea de clásicos reinterpretados también sobresale Sísifo, de la compañía brasileña A Sarau. La tragedia griega sobre el hombre que todos los días tiene que empujar una roca inmensa hasta la cima de una montaña, solo para verla caer de nuevo, resurge con un estilo contemporáneo que refleja el caótico mundo hiperconectado.
La exploración de la repetición se conecta con Vitalicios, de la compañía española Instante Teatro, en la que el drama emerge no solo como una lucha contra fuerzas externas, sino como una batalla interna contra la monotonía y la absurdidad de la existencia.
El 'Protocolo del quebranto' es dirigida por Mario Vega. Foto: Nacho González
La crítica social se despliega con ferocidad en puestas en escena como Protocolo del quebranto, de Unahoramenos Producciones, y El cerco de Leningrado, otra propuesta de Instante Teatro.
En la primera, los horrores de la guerra de Ucrania son retratados a través de un fotoperiodista herido que se enfrenta a las crudas realidades de un campo de batalla; mientras que, en la segunda, dos mujeres se aferran a un teatro en ruinas, resistiendo tanto las fuerzas externas como las contradicciones internas de sus propias ideologías.
El duelo y las figuras históricas en el teatro local
En la cuota local converge la capacidad de explorar el dolor, la injusticia y la búsqueda de significado en contextos de conflicto y pérdida. Espectros, una cartografía de la peste, del Teatro de la Memoria, es un recorrido inmersivo que lleva al público a reflexionar sobre la vida y la muerte en una sociedad distópica.
Siguiendo la misma línea temática, Espectro, un cuerpo que se resiste a desaparecer, de El Hormiguero Teatro, indaga sobre el duelo, la desaparición y la ausencia de un ser querido.
La identidad y la resistencia son centrales en Electra, de Ditirambo Teatro, una adaptación de la tragedia griega que examina la venganza y la justicia, y en El cadáver de pensarte, un unipersonal dirigido por William Guevara y protagonizado por Camila Valenzuela, que reinterpreta la figura histórica de Manuelita Sáenz desde una perspectiva intimista.
Entre las propuestas colombianas también sobresalen Cementerio de elefantes, una tragedia contemporánea de La Navaja de Ockham; Todos eran mis hijos, de la Compañía de El Señor M., que adapta el drama de Arthur Miller a la Colombia de finales del siglo XX, y Esta cabeza mía que no se puede callar, de La Maldita Vanidad, basada en testimonios reales sobre la violencia contra la comunidad LGBTIQ+ en Colombia.
Otra pieza que tiene como punto de partida documentos históricos de nuestro conflicto es Mantener el juicio (Una obra con la JEP), de Teatro Petra, que se adentra en los procesos judiciales y de reconciliación, basándose en relatos reales de confesiones ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
¿Quién es Margarita León? O el lugar al que pertenecemos, de Regia Colectivo, y Lobo, de Los Animistas, actúan como un espejo de las cicatrices y desafíos persistentes de la sociedad, revelando la lucha por la verdad, la justicia y la reconciliación en un mundo afectado por la violencia y la opresión.
Homenajes a figuras trascendentales
El Teatro La Candelaria, decano de la escena colombiana, presentará Camilo, una visión multifacética de Camilo Torres, un personaje clave en la historia colombiana, combinando danza, música y teatro para explorar sus diversos roles como sacerdote, sociólogo y guerrillero.
El Teatro La Candelaria, emblema de la escena colombiana, presentará la obra 'Camilo'. Foto: Carlos Lema
El legado cultural y artístico también se manifiesta en dos homenajes significativos: Bosquejos incultos de TECAL, que rinde tributo a la artista Débora Arango, y Actos de desaparición. Diarios cruzados con Santiago García, de Verónica Ochoa, que celebra al maestro, fundador del Teatro La Candelaria y uno de los padres del teatro moderno colombiano.
La tragedia y el conflicto personal están presentes en Colombian Psycho del Teatro Libre, una adaptación de la novela de Santiago Gamboa que cuestiona una sociedad dominada por la corrupción, y La Pola ardiente, de Sandro Romero Rey, que revive a la heroína Policarpa Salavarrieta.
En el FIAV Bogotá, las adaptaciones resaltan por su capacidad para traer a la vida textos clásicos y literarios con una nueva perspectiva. Por un lado, ¡Ay Carmela!, de Umbral Teatro, ofrece una adaptación del reconocido clásico del teatro español contemporáneo, mientras que La vorágine, un clásico del repertorio de Teatro Tierra, adapta la novela épica de José Eustasio Rivera.
Finalmente, Negro, de La Congregación Teatro, lleva al espectador a un oscuro viaje por las heridas de la infancia y la violencia familiar, que toca temas como el racismo y la homofobia a través de la mirada de un niño.
El Festival Internacional de Artes Vivas de Bogotá es el resultado de una alianza entre la Presidencia de la República y la Alcaldía Mayor de Bogotá y está organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes; la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá.
Bogotá, capital mundial de las artes vivas en octubre
El FIAV Bogotá nace gracias a una alianza entre la Presidencia de la República y la Alcaldía Mayor de Bogotá y es organizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes; la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá y la Cámara de Comercio de Bogotá.
La primera edición, que se realizará del 4 al 14 de octubre, tendrá una programación de 100 obras de compañías de 14 países, como Bélgica, Francia, Irlanda, Dinamarca, España, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Burkina Faso, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, entre otros.
La Plaza de Bolívar será el espacio de la inauguración con la obra Pedaleando hacia el cielo, de Bélgica, que tendrá dos funciones -4 y 5 de octubre-. Allí también tendrá lugar la clausura de con los espectáculos Muñecas gigantes y Mobile homme de Transe Express de Francia, que se podrán ver el 13 y el 14 de octubre.
Además de la programación artística, el FIAV Bogotá tendrá una agenda de 50 eventos académicos y un Mercado Cultural dirigido a compañías colombianas.
Consulte la programación en www.fiavbogota.com
La boletería está disponible en https://portal.tuboleta.com/festival-internacional-de-las-artes-vivas/
