Por: Yuliana Narváez Ángel
En Charalá, Santander, el tiempo no se mide en segundos, sino en repiques de campanas. La melodía que emana de la parroquia Nuestra Señora de Monguí marca el pulso de la vida cada media hora.
¡Tilín, tolón!
Cuando el reloj marca las siete de la mañana, el samán centenario del parque principal, un árbol enorme sembrado en 1910 es testigo silencioso del despertar del pueblo. Sus ramas gigantes cobijan el camino de niños y jóvenes que se dirigen a la escuela.
A 40 minutos de allí, bordeando la montaña, el corregimiento de Riachuelo despierta a su propio ritmo. El colegio Nuestra Señora del Rosario abre sus puertas, recibiendo a estudiantes que llegan a pie o en peculiares jeeps willys, vehículos usados en otras regiones para transportar café, pero en este corregimiento traen a las nuevas generaciones desde las veredas más apartadas para que no falten a sus clases.
"Territorio de paz", reza una placa en la entrada de la escuela y cada rincón de Riachuelo confirma esta declaración. A partir de esa hora, los algodones que cubren el cielo se van esfumando y en el parque central, muy parecido al de Charalá con una ceiba en el centro, el canto de los pájaros anidados en los árboles se ensambla en sinfonía natural con las hojas danzantes.
Hace 10 años la comunidad fue declarada como “Territorio de paz”.
Dentro del colegio, el conocimiento fluye entre las aulas hasta las 10 de la mañana. Luego, algunos estudiantes se dirigen a la sede B, ubicada a una cuadra, donde un quiosco transformado por sus propias manos los espera. La Madre Monte, con sus árboles y montañas, observa desde un mural, acompañada por la imagen del
"Salto del Ángel", una cascada de aguas diáfanas venerada por los habitantes.
Estas creaciones artísticas son el fruto del proyecto
"El río de la memoria: monumento vivo por la infancia", una iniciativa del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. “Además de enseñarles sobre arte, también es un espacio para la validación emocional, para la memoria, para la historia, para las nuevas narrativas alrededor del territorio”, cuenta Laura Velandia, profesional en psicología del proceso.
En el quiosco los jóvenes quisieron recatar la unión de su corregimiento.
Precisamente en la búsqueda de esas visiones, los niños, las niñas y los jóvenes decidieron resaltar la belleza natural y campesina de este corregimiento que fue víctima de la violencia hace algunos años. Sin embargo, los recuerdos de lo sucedido se transformaron en esperanza para este corregimiento habitado por seres resilientes.
"Compartimos el amor por Riachuelo. Yo quiero que la gente venga y conozca estos espacios naturales", expresa con entusiasmo Saela Pineda, estudiante de décimo grado, representando el espíritu de un pueblo que ha decidido transformar los recuerdos dolorosos en semillas de esperanza.
Mientras tanto, en el parque principal, otro grupo de jóvenes hace vibrar el aire con los sonidos de trompetas, liras y tambores bajo la guía de los instructores de la Corporación La Tigra, van tejiendo una nueva identidad sonora para Riachuelo.
“Un, dos, tres, cua...”
Desde lejos, las profesoras observan con una mezcla de orgullo y nostalgia, viendo cómo aquellos niños que vieron crecer ahora despliegan talentos insospechados.
Los jueves en la tarde practican su ensamble musical.
Sandra Castro, profesora de matemáticas, reflexiona:
"Es muy bonito verlos descubrir otras habilidades nuevas y explorar su gusto por la música o la pintura". Sus palabras resumen el sentir de una comunidad que ha encontrado en el arte y la cultura un camino hacia la sanación y la renovación.
Este proceso, liderado por el Minculturas, además de acercar a niños y jóvenes a las artes, busca resignificar la historia de este corregimiento a través de los laboratorios y de acciones dejen una huella duradera en la comunidad. La renovación de la fachada del colegio, del quiosco, la conformación del ensamble musical y el acercamiento con los habitantes de Riachuelo se ha impulsado esa nueva narrativa de paz y esperanza que se ha gestado en el territorio, un testimonio vivo de la resiliencia del espíritu humano y del poder transformador del arte.
Galería de imágenes