Bogotá, 18 de julio de 2024. El programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, que emplea mano de obra de lutieres colombianos en las diferentes regiones del país, promueve el hermoso y tradicional oficio de construcción y arreglar instrumentos musicales.
En el primer semestre del año, esta iniciativa empleó a 56 lutieres que generaron 224 empleos indirectos para diseñar, construir y mantener instrumentos que llegan a escuelas y colegios de las zonas más apartadas y afectadas por el conflicto armado del país.
Sonidos Para la Construcción de Paz es liderado por el viceministerio de las Artes, la Economía Cultura y Creativa en cabeza del maestro Jorge Ignacio Zorro Sánchez e implementado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, en conjunto con el Ministerio de Educación Nacional.
Durante el primer semestre del año se entregaron 1.658 instrumentos de música tradicional a 58 instituciones educativas de 45 municipios y 15 departamentos del país.
Los instrumentos se seleccionan de acuerdo con la cultura, idiosincrasia y necesidades de cada región. Según el tipo de instrumentos requeridos, se identifican los lutieres teniendo en cuenta su especialidad. El programa contempla 60 tipos de instrumentos, que se seleccionan de acuerdo con cada región para entregarse a las instituciones educativas. También se incluyen instrumentos importados, como bajo eléctrico, clarinetes y amplificadores para bajo.
De esta forma, por ejemplo, para los instrumentos de música llanera se escogió a lutieres con sede en Villavicencio, expertos en construcción de cuatros, arpas, bandolas y capachos; en Ibagué para la interpretación de percusión folclórica de música del Caribe y Andina, como tambores, bombos, alegres y llamadores. Los acordeones los elaboran lutieres en Barranquilla, mientras que en el Pacífico se fabrican las marimbas de chonta, los cununos y bombos iguaza; en Bogotá se eligió a lutieres encargados de hacer tamboras, guasas, redoblantes, tabletas y se escogió a expertos en cuerdas pulsadas para instrumentos como guitarras, tiples, requintos, bandolas y mandolinas.
Dalia Conde Libreros, quien hace parte de la Fundación Canto por la Vida, entidad encargada de hacer la coordinación de las dotaciones realizadas por los lutieres, relata que “es maravilloso trabajar con ellos” y ver cómo se preparan y esmeran para construir artesanalmente cada instrumento solicitado.
“Cuando hacemos la llamada para iniciar los pedidos, para ellos es una bendición, dicen que es la llamada más feliz del año”. El Ministerio hace dotación para las escuelas de música desde hace varios años, pero con el programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz el trabajo se duplicó. Con este trabajo, los lutieres han logrado tecnificar más sus talleres y aprovisionarse de materia prima.
“Aquí, con la llegada de este programa Sonidos, ahora los niños no se quieren ir. Les gustan tocar el bombo, el cununo, la marimba, toda la música tradicional. Esto nos ha cambiado la escuelita. Ellos terminan sus clases, van a sus casas, almuerzan, se cambian el uniforme y vienen corriendo a la clase de música; eso nos cambió la vida a todos”, opina el rector de la escuela rural Maximino Garabato, desde el resguardo indígena Belén de Iguana, en el municipio López de Micay, en el Cauca.
Por su parte, Abdel Tapia, rector de la Institución Educativa Técnico Agropecuaria de Chinulito en el municipio de Colosó, en Montes de María, Sucre, emocionado dice: “Acá nos enviaron de todo; nos mandaron alegres, tamboras, llamadores, gaitas, pitos, hasta un bajo eléctrico y una guitarra. Todos los instrumentos que nos fortalecerán la escuela”.
Talleres de mantenimiento
El programa presidencial incluye talleres en los que los lutieres enseñan habilidades básicas para la construcción y reparación de instrumentos. Durante los talleres, no solo se aprenden conocimientos técnicos, sino que se promueven valores como la paciencia, la atención al detalle, la precisión y el trabajo en equipo.
En ese sentido, se dio inició al proceso de capacitación para el arreglo y mantenimiento de instrumentos en 12 municipios en la región Caribe, donde se beneficiaron 235 personas, entre estudiantes y maestros.
A través de su trabajo, los lutieres contribuyen a la creación de un ambiente en el que la música no solo trae sonrisas y alegría a los niños, niñas, jóvenes y adolescentes, sino que también construyen una posibilidad distinta a la violencia.