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2015-04-24
 

Antología RELATA 2014: historias de un país que lee y escribe

 
 
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Integrada por obras escritas por 37 cuentistas y 19 poetas, la Antología de la Red de Escritura Creativa, Relata, a juicio de su editor, Miguel Ángel Manrique, es el reflejo de los notables avances que han tenido los talleres en los últimos años.

La nueva antología, publicada gracias al Ministerio de Cultura y cuyo lanzamiento tendrá lugar este viernes 24 de abril a las 5:00 de la tarde, en el Auditorio Madre Josefa del Castillo, reúne cuentos y poesías escritos por talleristas de diversas regiones del país, y dan buena cuenta del estado actual en que se encuentran estos semilleros literarios, en los que la lectura y la escritura son las principales protagonistas.

 

“Aunque la calidad de los textos que integran las pasadas antologías no es inferior a la del 2014, cuando recibí los originales que pasarían a conformar esta nueva selección, encontré una diferencia: los textos estaban más cuidados, tenían mejor factura. Creo que es el resultado del compromiso que hay en los diversos talleres sobre lo que significa crear literatura a partir de su estudio,  análisis y el respeto por la voz  de cada uno de los autores”, comenta el editor.

 

“Creo que una sociedad que se empeña en comprender el mundo desde del lenguaje es mucho más sensible, seguramente mucho menos violenta y mucho más tolerante. Estos talleres permiten transformar a sus asistentes en buenos lectores y en escritores capaces de dominar la caja de herramientas del oficio”, sostiene Manrique. 


El escritor destaca que gracias a este programa apoyado por el Ministerio de Cultura se ha logrado que las personas se interesen por la lectura y la escritura  y se involucren en el quehacer literario. "No solo la gente gana, sino también el país. Por un lado,  porque los talleristas fortalecen su forma literaria de expresarse y, por otro, la mejor inversión que puede hacer el Estado es en formación, en educación, en aprendizaje", acota.

 

Premio Nacional de Novela 2008 con su novela Disturbio, Miguel Manrique es autor de Carlos Fuentes: una lección del tiempo y la circunstancia (1992); La mirada enferma, finalista en el Premio Nacional de Cuento 1998; Confesiones de un mutante, mención de honor, Premio Nacional de Cuento Ciudad de Bogotá 2002; El Quijote de Shakespeare, entrevista al historiador Roger ChartierSobre la escritura (2010); San Mateo y el ángel (2011) y Ellas se están comiendo al gato (2013).

 

¿Cómo se realizó la selección de textos que hacen parte de esta antología?


Se eligieron los mejores cuentos y poemas escritos en los talleres. Recibo una selección de textos y, aunque cualquiera de ellos podría ser publicado, realizo una curaduría para que las historias mejor desarrolladas, en el caso de los cuentos, y los poemas con ritmos, musicalidad e imágenes muy maduras, sean los que aparezcan. Ojalá se pudieran publicar todos. Pero esto no es posible en una antología.

El Ministerio de Cultura realiza una convocatoria para premiar los cuentos y poemas de mayor calidad literaria, escritos en los talleres de la Red RELATA. Las obras ganadoras, elegidas por el jurado, siempre se encuentran al  principio de la antología.

Procuro respetar el estilo de cada uno de los autores y mi labor consiste en hacer una serie de sugerencias de carácter más bien formal para mejorar lostextos –aunque ellos siempre tienen la última palabra-. 

Creo que el nivel de los talleres ha mejorado bastante. He tenido la oportunidad de leer muchos escritos producidos en los talleres. Recuerdo que en las primeras antologías recibía textos con serios errores de ortografía y redacción. Ahora, envían escritos muy pulidos. El acompañamiento que hago a los autores es un diálogo sobre su trabajo. La idea es que, al final del proceso, los textos publicados tengan una alta calidad literaria.

 

¿Cuál es la importancia de trabajar con los autores?

 

En general, el trabajo literario es solitario, sobre todo cuando no se cuenta con un editor dedicado a un texto al 100 %. Pero es una labor necesaria para que el texto mejore desde el inicio del proceso editorial hasta que se publica, para que el autor corrija lagunas, excesos, vacíos. El editor advierte virtudes y defectos, pero su papel es distinto al del corrector de estilo. Este es una persona que sabe mucho de gramática y conoce las normas ortográficas. Nos ayuda a aclarar el estilo.

Yo hago las veces de editor, y en esa medida, mantengo un diálogo constante con los autores, que además me permite establecer una mediación entre los talleres y la editorial.

 

¿Se puede hablar de una temática que sirva como hilo conductor de esta antología?

 

Lo interesante de la antología es que las temáticas son muy variadas: hay cuentos urbanos, que se escriben con la atmósfera de la ciudad y otros más populares, donde el espacio es la provincia. Aunque domina el realismo, los géneros también son distintos: hay  ciencia ficción, cuentos policíacos, literatura fantástica –que sigue siendo un tema recurrente-, historias de amor y de violencia –que curiosamente ya no está ligada a factores políticos sino más bien de nuestra realidad cotidiana-.

 

En poesía se presenta una situación especial porque hay un interés de los autores por explorar temas muy contemporáneos, utilizando un lenguaje más irónico y crítico. Poetas colombianos apropiándose, además, de formas poéticas como el haikú, escritos de manera cuidadosa y sutil. Muchos tratan sobre la guerra y el desencanto que produce la sociedad actual. El amor y la vida en la época del consumo.

 

¿Han cambiado estos temas?

 

Cambian los contextos y la época, pero los temas generalmente son los mismos del pasado: el amor, la muerte, la naturaleza humana, los crímenes policíacos o el sueño son recurrentes. Hay pocos poemas y cuentos eróticos, no se explora  mucho la sexualidad.

 

Creo que la importancia está en la forma como cada uno de los autores trabaja e imprime su sello particular al uso del lenguaje, tras librar una batalla permanente para construir una voz, un tono y un estilo propios. Para eso son importantes los talleres. Cosa que no resulta nada fácil en un país en el que hay tantas personas que escriben.


 

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 ¿Quiénes conforman este campo de batalla?

 

Los talleres de RELATA le dan la posibilidad a amas de casa, jubilados, desempleados, desmovilizados de la violencia, estudiantes y maestros que quieren escribir, pero no tienen el tiempo ni el espacio para dedicarse a esta actividad, para hacer realidad este deseo. He hablado con señoras que se sienten muy agradecidas de ver publicado su cuento o su poema. Para ellos es suficiente. Pero también particiopantes que quieren ser escritores y meterse en el oficio de una manera profesional. Esto lo saben los directores de los talleres. Hay que reconocer y apoyar estas ambiciones.

 

¿Cómo percibe la diferencia entre unos y otros?

 

¿Qué es lo importante? Escribir bien. Independiente de las publicaciones y la fama. Tanto el ama de casa, como el jubilado o el estudiante universitario quieren escribir bien. Entran en los talleres para pensar la escritura, para aprender a hacerlo. Serán los propios textos, en los que se percibe la intención de cada uno, los que marquen esa diferencia. Es fácil reconocer cuándo hay una voz y un estilo que se diferencia, que resalta entre los demás.

 

No quiero decir con esto, que las ambiciones literarias no provengan de cualquier persona. Tampoco la simple ambición literaria se traduce en literatura. Producir buenos y malos escritores. Pero en todas las personas que ingresan en un taller hay la intención de contar una historia o escribir un poema que tenga ciertos elementos estéticos, que implica una impronta artística, independientemente del lugar que ocupen en el campo de la literatura.

 

¿Y cuál sería la importancia de reunir en un taller o en una antología a unos y otros?


Que muestra la diversidad de voces y ambiciones de forma equitativa. El campo literario –como cualquier otro campo social- está lleno de todo tipo de envidias, mezquindades y celos, pero en los talleres se matizan estos vicios. A diferencia del escritor de oficio, cuyo trabajo es más bien solitario, en los talleres se suelen compartir infinidad de experiencias y la mayoría está interesada en conocer el significado de la escritura y de la lectura, más allá de lo individual.

 

¿Se pueden rastrear algunas de las referencias literarias que imagino están presentes en estas obras?

 


Es muy complicado. Sería un trabajo para un crítico literario, y no lo soy. Creo, sin embargo, que detrás de todos estos escritos hay muchas lecturas. No sabría si de Cortázar, Fuentes, Donoso o García Márquez; Hemingway o Faulkner; Bolaño, Frank Báez o Roberto Burgos. Pero supongo que los autores que publicaron sus cuentos y poemas en la antología son buenos lectores: sería muy difícil alcanzar ese nivel sin haber leído bastante. 


Texto y fotos:


Juan Carlos Millán Guzmán

Periodista

Dirección de Artes,

Ministerio de Cultura

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