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28-09-2015
 

Carolina Andújar, o el hechizo de la lectura y la escritura

 
Foto: Milton Ramírez, Ministerio de Cultura.
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Tras su intervención en la charla ''Literatura fantástica y de ciencia ficción juvenil'', que tuvo lugar en el marco de ''Xpo JovenES 2015'', la escritora Carolina Andújar habló sobre algunos aspectos de su oficio y la importancia de la lectura.


Una extensa fila de jóvenes que esperan pacientemente obstruye parcialmente el ingreso al pabellón en el que hace pocos minutos ha tenido lugar una conversación entre escritores y expertos de literatura fantástica y juvenil a la que fue invitada Carolina Andújar, quien una vez concluido el evento conversa animadamente con cada uno de los lectores que se han dado cita para escucharla y conocer de primera mano sus impresiones sobre el tema.

No obstante al nutrido grupo de seguidores que usualmente la acompaña a las presentaciones de sus libros, Andújar intercambia impresiones sobre sus obras, firma autógrafos y se toma decenas de selfies, que posteriormente también compartirá en Twitter y Facebook. Al fin y al cabo fue en las redes sociales donde comenzó todo, porque Carolina tenía un blog en el que comenzó a cultivar sus primeros lectores –''algunos de ellos escritores jóvenes, todos muy apasionados'', precisa la escritora-.

Especialista en Psicología analítica junguiana con énfasis en la Interpretación de los sueños, la escritora caleña Carolina Andújar es hija de madre caleña y padre húngaro.  Es autora de dos novelas góticas cuyo tema central son los vampiros: Vampyr y Vajda, príncipe inmortal, publicadas en 2009 y 2012, respectivamente; obras a las que el año pasado vino a sumarse Pie de bruja, que en palabras de la escritora, serán ''unificadas'' por una nueva novela que está en camino. En 2013 publicó el cuento para niños La princesa y el mago sombrío.

''Estoy también escribiendo un cuento un poco más largo, pero creo que todavía me demoro en publicarlo porque ya no me estoy obligando a trasnochar tres días seguidos'', explica Andújar, quien luego de aprender a leer y escribir en compañía de su madre, desarrolló un especial interés por los clásicos: Homero, el filósofo chino Lin Yuntang, Shakespeare, George Sand, y Oscar Wilde; aparte, por supuesto, de Bram Stoker o Anne Rice.

Paralelamente a su carrera literaria, Andújar ha realizado estudios de idiomas –domina el francés, inglés, italiano y español-, además de dirigir obras de teatro y cortos cómicos de su autoría. Viajera incansable –conoce buena parte de Europa, Asia y Oceanía-, ha vivido durante largas temporadas en Estados Unidos e Italia. 

La lectora y sus libros

¿Cómo inició su interés por la literatura?

Mi mamá me leía muchos cuentos y yo tenía mucha curiosidad por poder escribir esas historias por mi cuenta. Recuerdo que leíamos muchos relatos de hadas y clásicos de la literatura infantil: Los tres cerditos, Caperucita roja, La bella durmiente o La cenicienta. Yo debía tener dos años y la verdad es que esas historias me gustaban muchísimo.

Casi siempre solíamos leer por la tarde y en nuestra casa, cada vez que ella tenía un rato libre –si era durante los fines de semana también participaba mi papá-; de hecho nosotras solíamos ir a una droguería en la que vendían libros para niños y yo escogía el que más me gustaba.

Luego, a los tres años, mi mamá también comenzó a enseñarme a leer, así que practicaba con estos libros y cuentos de hadas; incluso recuerdo que alcancé a tener pesadillas con el lobo. Luego vino la lectura de Drácula –debía tener siete años-, y todo ese tipo de literatura, porque a mí siempre me dejaron leer lo que quisiera.

¿Qué la llevó a escribir?

Debía tener unos once años y mi abuela paterna me regaló un diario porque planeábamos emprender un viaje muy largo con mis papás. Fue una experiencia que me gustó mucho, al punto que hoy en día todavía llevo diarios, no ya de eventos sino de algunos sueños y reflexiones.

Aunque me gustaba la idea de escribir, e incluso tuve la intención de concretar una historia de vampiros a partir de un viaje que hice al Perú –estaba en Machu Picchu y había un ambiente rodeado por la niebla-, nunca tuve la intención de ser escritora, y la idea se aplazó hasta mucho después de graduarme de la Universidad.

¿Cómo es el proceso de escritura de sus novelas?

La atmósfera influye en mí muchísimo, así que tengo que estar cómoda y en lo posible en silencio. Si hay ruido busco un tipo de música con la que esté familiarizada -soy muy metalera, pero también me gusta la música clásica o sonidos de lluvia-, y me siento a escribir durante muchas horas: 12, 13, incluso hasta 48 horas de corrido. 

Luego me di cuenta de que me hacía daño trasnochar tanto y cambié la rutina.

¿Cómo escoge los temas?

Al principio quería escribir una historia de vampiros; luego -como esa primera historia quería también rendir homenaje a esa tradición de castillos, carruajes y antorchas-, en el segundo libro ya quise más bien innovar en el género con otra historia que de todas maneras está relacionada con la primera.

La tercera sí fue de brujas, porque ese es un tema que me ha llamado la atención desde niña: las brujas, y sobre todo aquellas que vienen de la tradición de Europa oriental y los Balcanes.

Imagino que detrás de sus libros hay todo un trabajo de documentación e investigación…

Esa es una actividad muy ardua y que requiere mucho tiempo. Yo leo muchísimo para escribir, porque como mis historias se desarrollan en la Europa del siglo XIX, tengo que conseguir toda una serie de documentos oficiales para poder situar a los personajes.

A veces, por ejemplo, consulto los mapas de las ferrovías para establecer que efectivamente existiera y pasara por el pueblo en el que voy a situar la historia; constato los ciclos de la luna para esa época… Todo tiene que ser muy real.

Como además tengo la ventaja de hablar cuatro idiomas –francés, inglés, italiano y español- , pues me resulta fácil consultar todos estos datos a través de las páginas virtuales de bibliotecas de universidades o ayuntamientos, donde usualmente encuentro mapas y documentos antiguos.

¿Qué autores le gustan?

Debido a que la mayoría de mis lecturas hacen parte de mis investigaciones, dedico poco tiempo a la literatura de ficción, y en ese campo destacaría por ejemplo a Joseph Campbell o Mircea Eliade. Me urge leer literatura de no ficción para documentar mi trabajo…

Imagino que el cine es también uno de los referentes de su obra…

Me gustan las películas que tratan sobre aquellos temas que siempre me han gustado: The lost boys, por ejemplo, ha influido sobre mi perspectiva respecto a lo que me gusta vivir en una historia de vampiros: aventura, romance y comedia.

El cine logra hacer que el espectador logre vivir en poco tiempo la experiencia que un lector tiene a largo plazo.

 
  
La escritora y su público


¿A qué cree que obedezca esa gran sintonía con su público –muchachos en su mayoría muy jóvenes-?

Cuando salió mi primera novela -Vampyr, 2009- quería conocer la opinión de los lectores –francamente imaginaba que serían personas amantes de los vampiros muy de la vieja guardia-, pero ocurrió que los que se interesaron fueron los jóvenes: personas muy inteligentes además de muy buenos lectores, con quienes rápidamente se establecieron vínculos muy cercanos de amistad y frescura. 

Ahora, por ejemplo, logramos reunirnos con algunos de ellos para tomar un café. Por principio no subestimo al lector juvenil y establezco una relación de absoluta confianza con todos ellos porque a mí como lectora me chocaría mucho un señor parado en un podio que se jure la última Coca-Cola del desierto.

Entre la gran cantidad de jóvenes que la esperaban con paciencia para firmarles sus libros, algunos de ellos llevaban ejemplares de María o de Drácula…

Aunque es difícil saber cómo se desarrolla el gusto en un lector –a lo mejor muchos de ellos comenzaron leyendo La odisea-, muchos de los lectores de mis obras continuaron leyendo otros libros y otras historias por su cuenta.

Además, en este tipo de encuentro solemos recomendarnos libros todo el tiempo; yo suelo hacer mucha referencia a los clásicos porque son también mis favoritos: Drácula, por ejemplo; siempre les sugiero Quo Vadis?, y últimamente recomiendo uno que quizá pueda parecer aburrido pero que a mí me encanta: La hoguera de las vanidades.

¿Cuál es importancia de promover el gusto por la lectura?

Que la gente sepa leer y escribir bien es fundamental, porque creo que de esa manera podrán mejorar sus expectativas en todo sentido. Ser un buen lector y saber escribir es una carta de presentación espectacular, aparte de ser la puerta de entrada a otros mundos y un despertar de esa curiosidad natural que también se ha ido perdiendo.

Considero también que resulta mucho más fácil adquirir esos buenos hábitos a través de la lectura de buenos libros que a punta de correa.

¿Cómo desarrollar este interés a partir de su propia experiencia?

A mí siempre me ha parecido que los libros no tienen por qué ser aburridos y sé que la estrategia de leerles desde que están muy pequeños –como hizo mi mamá conmigo- resulta muy efectiva. Hay estudios muy serios que así lo demuestran: leer a los niños desde que están muy chiquitos despierta su amor por la lectura y los hace desarrollar las habilidades de lectura y escritura mucho más rápido.

Más que pensar en educar creo que hay que concentrarse en entretener, porque cuando uno comienza a leer por obligación es muy difícil que ese amor por los libros despierte.


Texto:
Juan Carlos Millán Guzmán
Dirección de Artes,
Ministerio de Cultura
Tel. 3424100   Ext. 1504
Cel. 311 878 67 43

Fotos:
Milton Ramírez,
Ministerio de Cultura
 
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