El valor de la experiencia, regulaciones en derechos de autor que favorezcan al creador y un mejor estudio de las necesidades de la audiencia son, para el profesor alemán Michael Hutter, los puntos esenciales que pueden agregarles valor a los productos creativos.

Hutter, director de la unidad de investigación Fuentes Culturales para la Novedad, con sede en Alemania, desarrolló su ponencia en el seminario internacional El sector Cultural hoy: oportunidades desafíos y respuestas, que se desarrolla en el Centro de Cooperación Española, en Cartagena, organizado por el Ministerio de Cultura de Colombia, la Embajada de Francia en Colombia y la Universidad Tecnológica de Bolívar.

El profesor Hutter, al comienzo de su ponencia, estableció que la experiencia creativa no puede ser consumida como cualquier otro tipo de producto, porque es único y diferente ante los demás. “Cuando se entrega algo novedoso al público, es apreciado y valorado por los usuarios. La novedad es lo que se puede comercializar y por lo que la gente puede llegar a pagar”. afirmó

Al mencionar el tema de las audiencias, el investigador estableció que las nuevas tecnologías y las formas de reproducción de obras fílmicas, literarias o discográficas, hacen que los productos sean compartidos por muchos consumidores y que ahora las nuevas tecnologías jueguen un papel vital en la distribución y en la forma como se generan ganancias, tanto para la industria como para los creadores. “Las formas tradicionales de producción cambiaron con las nuevas tecnologías y las formas en que hoy se relacionan creadores, productores y consumidores siguen cambiando. Hay rupturas que nos indican que la manera como estamos haciendo los negocios debe explorarse mejor”.

Para el profesor Hutter, las industrias creativas buscarán nuevos consumidores en la economía global, pero es difícil predecir un futuro de éxito si no se estudian mejor las audiencias o si las normas de propiedad intelectual siguen favoreciendo a productores o distribuidores, en detrimento de aquellos que producen con su experiencia creativa.  

La cultura como experiencia

Al terminar su conferencia, el profesor Hutter nos permitió dialogar con él sobre esos tres aspectos centrales de su conferencia. Este es el resultado de nuestro diálogo:

¿Cómo es la relación entre la experiencia de la que usted habla y la elaboración de un nuevo producto cultural?

Creo que es una relación circular porque cada creador lo hace basado en su propia experiencia. En realidad no es algo que él saque de la nada, es aquello que ha vivido, es una necesidad que es diferente en cada creador. Un verdadero creador no está interesado en copiar al otro.

En un pasado, los creadores se fijaban en otros, copiaban sus formas, sus modelos, pero hoy nadie quiere parecerse a lo que se ha hecho antes. Lo que quieren es sorprender a la mayor cantidad de personas. Y allí es donde aparecen las audiencias, porque el público debe tener la habilidad de recoger esas experiencias o, por el contrario, rechazarlas. Lo importante aquí es que el creador le dé una forma que permita al público acceder a ella, porque de otra manera sería sólo una experiencia subjetiva, que nadie va a seguir.

¿Qué experiencia tiene un nuevo creador, si precisamente por el hecho de ser nuevo carece de ella?

“Si tienes 10, 20 ó 30 años, probablemente estés lleno de muchas experiencias, porque te has atrevido a hacer cosas. Te has preguntado en ocasiones qué debo hacer con mi vida y al final concluyes que ser un creador o ser un artista es mejor que ser un abogado. Lo que yo tengo que hacer es darle forma a aquello que está dentro de mí. Y eso que está dentro de mí son mis experiencias. Esto es quizá más claro en la literatura, porque haces historias de tus emociones, de tus sucesos. Si has sido maltratado por tus padres haces con eso una obra literaria. Lo que hacemos es reconocerla y volverla un producto que la gente valore.

En este caso, hablamos de experiencias familiares, sociales, laborales, de todo tipo, que luego concebimos como productos, como algo novedoso que tiene la marca de nuestras vivencias.

¿Cuál es el papel entonces de las leyes sobre propiedad intelectual, teniendo en cuenta que durante la conferencia decía que las regulaciones debían estar más cerca de los creadores que de productores y distribuidores? 

Esto se ha constituido con el tiempo en un problema, porque al compartir la obra, sale de la órbita del creador y pasa a otras manos o se hace pública. En el siglo XVIII el problema era más grande porque no había ningún tipo de normas, pero cuando comenzaron a aparecer formas de regulación y protección apareció un nuevo problema. Al observar las relaciones entre distribuidores y creadores hablamos de una relación de poder que es desequilibrada. No es sólo decir: ‘es que somos dos individuos libres y capaces y yo como creador te entrego algo que tú compras’. Si yo estoy tratando de publicar un libro y tú eres una editorial grande, ¿qué tipo de libertad tengo yo? Entonces la editorial dice: ‘Dame los derechos o si no, no hay libro’. Lo que vemos es que los grandes están comprando la obra, no el derecho de reproducirla o distribuirla con unos límites específicos. Pero hay que establecer nuevas diferencias entre aquel que usa el producto y aquel que lo hace y lo construye basado en su experiencia. Ese producto tiene un valor que debe permanecer siempre con el autor.