La estadounidense Sandra Gibson, artista y líder de la Asociación de Promotores de Artes Escénicas, que genera presentaciones para más de dos millones de personas semanalmente en Estados Unidos, reconoció que una de las mayores dificultades que afrontan los artistas frente a los cambios actuales que están modificando las leyes del mercado y consolidando a las industrias culturales es que la mayoría siente que debe sacrificar su autenticidad para poder triunfar.
“Eso es un error. Las industrias culturales buscan autenticidad ante todo. Y no hay que creer que se debe hacer algo sintético para el mundo, sino por el contrario, se debe invertir en la diferencia e incentivarla”, aseveró, durante el segundo día de ponencias en el Seminario Internacional ‘El sector cultural hoy: oportunidades, desafíos y respuestas’, que se celebró en Cartagena el 10 y 11 de septiembre.
Gibson, que representa a grupos de 50 estados en su país y de 15 naciones en el mundo, aclaró además que era vital “dejarse influenciar del mundo, crecer, formarse a partir de las opiniones de otros en una auténtica apertura que permite crecer a las naciones y a las personas. Y sin embargo, antes que nada es importante preservar la tradición para avanzar a partir de ella y crear nuevas formas de expresión propias”.
A la misma conclusión llegaron los ponentes de la mesa de trabajo que planteó propuestas para abrir mercados para la diversidad cultural en el comercio internacional. Jordi Pardo, director del Laboratorio de Cultura de Barcelona, explicó que no hay nada más local que el sushi, el vino de Burdeos y las hamburguesas, pero que precisamente su posicionamiento local los llevó a ser exportados a todo el mundo. “Todos los productos nacen de lo local. En este momento de globalización se está acabando con la diversidad cultural, e irónicamente por eso es ahora más valiosa que nunca. La tecnología puede ayudar a difundir más esa diversidad y romper los esquemas en un momento en que el mundo se está cansando de ver lo mismo”.
Christine Semba, ex directora de contenidos del mercado musical Wombex, afirmó por su parte que grupos de música colombianos como “Cimarrón, Sidestepper, Choc Quib Town, Totó la Momposina o La 33 siguen siendo originales y no siguen la corriente”, haciendo referencia al talento local, aunque insistió que era necesario hacer más dinámico el sector ya que la calidad y la diversidad eran muy altas en el país.
Luciano Borgoglio, por su parte, habló de la importancia de implementar el diseño como creador de competitividad y Ana Leticia Silva, coordinadora de los proyectos del Instituto Ethos, de Brasil, afirmó que, para conseguir difusión, se deben generar “estrategias nacionales de políticas públicas con participación del sector privado. Con objetivos claros en corto y mediano plazo para que cuando se logren éxitos internos, cada país los expandirá a los demás”.
La estadounidense Gibson concluyó además que veía un panorama interesante para el desarrollo de las industrias culturales en Colombia, por la diversidad del país, que es tan grande que incluso los colombianos mismos desconocen talentos y prácticas de regiones diferentes a las suyas. “Los locales deben estudiar los métodos y las técnicas para posicionarse, pero no deben mirar afuera a la hora de buscar conquistar los mercados. Por el contrario, deben pensar localmente para triunfar globalmente”.
El seminario fue organizado por el Ministerio de Cultura de Colombia, la Universidad Tecnológica de Bolívar, la Embajada de Francia, La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), la OEI, el BID, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Aires, Portafolio y la Red Desarrollo & Cultura.