El término documentación hace referencia a la información, tanto
cuantitativa como cualitativa, que de manera escrita, gráfica, digital, sonora,
oral y fotográfica puede consignarse respecto de un bien cultural mueble. Esta
toma de información puede darse en dos niveles: el primero, relacionado con la
información del bien, como características físicas, su historia, problemas y
tratamientos de conservación y restauración, y el segundo con el proceso de
organización, interpretación y manejo de la información.
Con la documentación se logra:
- Aportar herramientas para el monitoreo o manejo del patrimonio y la
comunicación sobre la importancia del mismo.
- Conservar información de los bienes en caso de pérdida (es una medida
preventiva y de seguridad).
- Definir y priorizar los procesos de conservación.
- Evaluar los valores y significados del patrimonio cultural.
- Facilitar los procesos de declaratoria del patrimonio cultural mueble.
- Priorizar y definir los bienes o colecciones que deben ser declarados
BIC muebles.
El ejercicio de documentar los objetos del patrimonio cultural mueble
requiere de varios niveles de profundidad y procedimientos:
- Elaborar una lista preliminar
- Valorar y priorizar
- Realizar el inventario
- Declarar el bien
- Realizar el registro (como resultado de la declaratoria)
- Organizar, interpretar y manejar la información
Elaborar una lista preliminar. Las listas preliminares tienen como objeto identificar y cuantificar
los bienes culturales muebles. Cuando se culmina la recolección de la
información de la lista, se procede a valorar y priorizar los bienes, para lo
cual se deberá justificar dicha selección.
Valorar y priorizar. Valorar el patrimonio cultural mueble es definir, con elementos y
criterios explícitos, los méritos que tiene el bien (o el conjunto de bienes),
para ubicarlo entre las riquezas de las memorias e identidades, como parte de
la cultura internacional, nacional, departamental, municipal o local. Esta
actividad supone la existencia de las listas preliminares, que permiten iniciar
el proceso de ordenamiento y priorización. En el proceso de valorar es
importante tener en cuenta que los sujetos que valoran responden a un contexto
social, político, cultural y económico, y que ese contexto se va a ver
reflejado en la valoración que se haga. Los valores histórico, estético y simbólico son valores marco, por ser
los más representativos del patrimonio cultural mueble y tener la capacidad de
contener los demás valores. Estos son los más generales y abarcan el patrimonio
cultural mueble en las diversas áreas en que se presenta. Cabe anotar, entonces,
que cuando se habla del patrimonio cultural mueble, los valores histórico,
estético y simbólico siempre están presentes y se entrelazan de maneras
diferentes debido a los distintos enfoques y usos que se les han dado según las
necesidades históricas generadas por las dinámicas que relacionan tanto los
objetos, como a los sujetos y los contextos . En la valoración de unos objetos debe
hacerse énfasis en el valor simbólico, y en otros, en el estético o en el
histórico, dependiendo de los tiempos y los requerimientos socioculturales. Hay
que tener en cuenta que para los bienes muebles de interés cultural
documentales se contemplan también valores como el científico, técnico y
testimonial. También debe anotarse que estos valores solo pueden reconocerse,
hacerse visibles y explícitos con la formulación y aplicación de criterios de
valoración que concreten su significado en la materialidad de los bienes
culturales muebles. Estos criterios deben construirse constantemente, de manera
colectiva, incluyente e interdisciplinaria, porque se pone en juego la
valoración misma del patrimonio cultural y de los objetos entendidos como patrimonio
cultural mueble, su legitimidad, quiénes lo valoran y desde qué punto de vista
lo hacen, cómo se valora y, lo más importante, para qué y para quiénes se
valora.
Nota. Se pueden contemplar varios valores. Uno o más de ellos pueden
indicar la representatividad y excepcionalidad del bien.
Realizar el inventario. Se trata de la construcción de información cualitativa y cuantitativa, oral,
escrita, gráfica y fotográfica mediante la cual se precisan los atributos y
características particulares de cada bien. Es una herramienta primordial para
el conocimiento de la existencia de los bienes culturales, y aporta un reconocimiento
valorativo útil para establecer prioridades de protección, conservación y restauración.
Realizar el registro de los BIC muebles. Se registra el patrimonio cultural mueble que ha adquirido, por sus
valores, la categoría de bien de interés cultural del ámbito nacional (BIC Nal.
mueble). Este proceso refleja el reconocimiento institucional de los bienes
inventariados y declarados y se constituye en una formalidad de reconocimiento
e inclusión de los objetos con miras a su protección. El bien mueble, o una colección declarada como BIC Nal., será incluido
en la base de datos de carácter legal (registro único de BIC), previa
elaboración de su inventario. Además, se le asignará un número, que se llama número
único de registro (Ley 1185 de 2008, Decreto 983 de 2010). Los departamentos, municipios, distritos, territorios indígenas, etc.,
deberán realizar el correspondiente registro de los bienes que declaren BIC. Asimismo,
cada año deben reportar al Ministerio de Cultura el registro de los bienes
declarados en sus jurisdicciones.
Organizar, interpretar y manejar la información. Estas acciones y estrategias se encaminan a ingresar la información en
sistemas que faciliten su consulta y propicien la circulación de la misma.