El historiador angolés Simao Souindoula realizó una charla en la biblioteca del Banco de la República de Quibdó abierta la público, donde explicó a los asistentes el objetivo del proyecto de la Ruta del Esclavo, y la increíble cercanía que guarda aún un departamento como el Chocó con su natal Angola –y por ende también la estrecha relación que conserva Colombia con África—.
“Todo en Quibdó me recuerda a Angola”, aseguró. “La gente, el clima, el ambiente. Siento un vínculo emocional cada vez que vengo”. Así comenzó la exposición que realizó, y que duraría dos horas, sobre las implicaciones que tiene hoy en día ser afro, y también ser afrocolombiano. Descendiente de esclavos angoleses que vivieron en Brasil y luego volvieron a su tierra, Simao narró la historia de cómo fue descubriendo el gran legado y el gran potencial de toda la comunidad afrodescendiente diseminada por el mundo. Los africanos esclavizados resistieron a un proceso deshumanizante de discriminación, precisamente influyendo culturalmente en los lugares a donde eran llevados, porque unidos seguían celebrando y viviendo su propia cultura.
Así a un país como Colombia trajeron sus influencias musicales, sus modos de hacer, e incluso muchos vocablos, como “sandunga” que en el país se usa para referirse al sabor, y en bantú significa pimienta, y también, algunas prácticas culinarias. El mondongo, por ejemplo, toma su nombre y su preparación de una herencia africana directa. Para los africanos tener que atravesar el mar era causante de una zozobra infinita porque este era el equivalente a lo desconocido e inacabable. Como mar en africano es “dongo”, al llegar al continente, a los africanos esclavizados se les identificaba mucho con esta palabra. Y el “mondongo” se fue volviendo el vocablo usado para referirse a una comida que ellos preparaban con las vísceras y los sobrados de la carne que le dejaban y que al parecer llamaba la atención por su buen aroma.
A lo largo de su conferencia, Simao subrayó la gran importancia patrimonial para el mundo que tiene el Chocó, por su contexto social y cultural, fruto de esa inmigración forzada del África, y recalcó la importancia de impulsar aquí el desarrollo social: “Para eso”, aseguró, “es también la Ruta del Esclavo. Hay que acabar con las actitudes que representan trabas, y el programa puede servir para esto, para cambiar comportamientos sociales”.
Por último mencionó a muchos logros de distintos afrodescendientes del mundo, en la música y en la danza, pero también en la ciencia y en la tecnología. “El semáforo por ejemplo, fue inventado por un afrodescendiente”, contó. Y le recordó al público que un chocoano hoy en día trabajaba en la NASA. “Necesitamos más afros ingenieros, doctores, científicos”, concluyó. El potencial es inmenso.
La orquesta La contundencia del Chocó, al final de la charla realizó una muestra de algunos de los ritmos más típicos del departamento, usuales en las tradicionales Fiestas de San Pacho.
En el mes de la Herencia Africana el Ministerio de Cultura también está impartiendo unos talleres de gestión y emprendimiento cultural, con los jóvenes y los gestores afro de distintas ciudades a las que va la Ruta del Esclavo, a cargo de Rafael Ramos, Director del Mercado del Caribe. En Quibdó se realizó el viernes a las 3 de la tarde y trató sobre las estrategias para la producción, gestión y circulación de iniciativas culturales afro.
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Carolina Mila
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