Omitir los comandos de cinta
Saltar al contenido principal
Skip Navigation LinksLas-manos-de-los-negros,-enamoraron-las-bocas-de-los-blancos
2014-05-20
 

Las manos de los negros, enamoraron las bocas de los blancos

 
Fotos: Milton Ramirez-MinCultura
Compartir en:

 
En Quibdó, Chocó, se encuentra el museo más grande de historia afrocolombiana. El historiador Sergio Mosquera, fundador y director, se ha pasado la vida recogiendo las huellas de la africanía en Colombia.

Por Gustavo Bueno Rojas 
 
 
 
El Muntú Bantú tiene forma de barco negrero. Es un edificio construido hacia abajo. En la entrada, en la primera pared, hay un cráneo pintado, que dibuja las formas del mapa de África, con un aviso inmenso con letras de colores que dice: Todo empezó aquí.
 
Sergio Mosquera es historiador. Ha dedicado su carrera a reconstruir las huellas de África en Colombia, especialmente en el Chocó. Ha escrito varios libros, en los que se encuentra Mondongo, un estudio sobre la descendencia africana en el departamento del Chocó. Pero su mayor obra, se erige en el barrio Medrano de la capital chocoana, frente a la Universidad tecnológica de Chocó. Un barco negrero, al que le ha dado por nombre Muntú Bantú y en el que se encuentra un estudio muy completo, aunque aún inconcluso, de la trata trasatlántica que se llevó a cabo en la Colonia.
 
A medida que se desciende por los pisos del barco, pinturas de esclavos negros adornan las paredes. “Alguna vez di una clase de historia del arte en la Universidad y mis estudiantes pensaban que pintar bodegones y paisaje era lo más bonito y lo único que se podía hacer, pero les fui cambiando el chip y les mostré que pintar esto también era bonito, y dos de ellos, son los que han hecho todos los murales de Muntú Bantú”, dice Sergio Mosquera, mientras señala una pintura de esclavos negros encadenados, cruzando la selva chocoana, que está en una de las paredes.  Además de los murales y los cuadros, también hay grilletes, cadenas, estatuillas, ropa que ha  reunido través de los años traídos desde Cuba, Haití y conseguidos en Colombia. Además, en uno de los pisos cuenta con una sala de cine, con capacidad para 20 personas, en las que se proyectan películas afro y en la que próximamente contará en su programación con la Maleta de cine afrocolombiano de MinCultura.
 
“El barco negrero está encallado en Quibdó para que los colombianos conozcamos la otra parte de la historia, dice Sergio, esa que no nos contaron”.
 
 
 
 
¿De dónde nace la idea del museo?
 
La idea de construir un sitio de memoria afrodescendiente en Colombia nace en el 2006, cuando por profesión, por visitas académicas que uno hace, me doy cuenta de que todavía estamos muy lejos, en este país, de lograr una inclusión real, a pesar de que se consagró en la constitución de 1991. Me doy cuenta, entonces de que una de las maneras de lograr esta inclusión es la narrativa histórica y que en esa narrativa, aparezcan los diferentes grupos étnicos de la nación colombiana. Y los museos, para hacer esta narrativa, son de gran importancia para construir nación, pues mantienen viva la memoria. Entonces si usted va al Museo Nacional se da cuenta de que hay una total ausencia de las raíces africanas. Entonces, tomo la iniciativa de empezar a construir esa memoria desde Quibdó.
 
¿Por qué se llama Muntú Bantú?
 
Poner un nombre siempre es difícil. Pero después de pensarlo mucho y de acuerdo a las investigaciones que he realizado y a la evidencia antroponímica,  se llama Muntú Bantú porque la mayoría de la población afrochocoana, es originaria de la región Bantú, es decir de África central.
 
Es muy particular que el museo tenga forma de barco negrero ¿Por qué decidió que tuviera esta forma?
 
A nosotros siempre nos han enseñado que aquí a América llegaron tres barcos: La Pinta, La Niña y La Santa María, pero nunca nos contaron que después llegaron muchos otros barcos repletos de personas que venían de África y que hacían una travesía de más de sesenta días para llegar a América. Y que en esos barcos, llenos de hombres, mujeres y niños, la gente se moría o se enfermaba porque venían en unas condiciones deplorables, y la decisión de hacer de este museo en forma de barco negrero, es para también contar eso, que no sólo llegaron tres barcos, sino que vinieron muchos más.
 
 
 
 
 
¿Por qué la pintura y el cine son los lenguajes principales del Muntú Bantú?
 
Nos hemos dado cuenta, en muchas de las investigaciones que hemos hecho, que las comunidades afrodescendientes no son lectoras. Si Colombia tiene uno de los índices más bajos de lectura en Latinoamérica, ahora el índice de lectura de la comunidad afro del país es más bajo aún. Y además por eso la historia de los afros en Colombia no se ha masificado. Por eso decidimos plasmar esas investigaciones en pinturas para que la narrativa pudiera llegar más rápido a un número mayor de personas.
Igualmente pasa con el cine. Cuando en Hollywood empiezan a contar historias afros, protagonizadas por afros, pues la gente empieza a verse representada y así mismo empiezan a masificarse las historias.
 
¿En Colombia, en dónde está le Herencia Africana?
 
Está en todo. Las manos de los negros enamoraron las bocas de los blancos. Y esto no es de ahora, es desde la Colonia. No los traían solo para trabajar. Cocinaban muy bien y eran muy leales. Todos, además, tenemos algo de Bantú, de Ararat, en fin. Cuando a la gente le sirven un plato de mondongo, no tiene ni idea que se está comiendo algo de una tradición culinaria de años.
 
Manuel Zapata Olivella es uno de los grandes referentes en estudios afro en el país. Su monumental obra Changó, el gran putas tal vez es tan importante como Cien años de Soledad. ¿Por qué cree usted que no ha tenido la resonancia que debiera tener?
 
Zapata Olivella fue un gran hombre. Era muy inteligente y estudioso. Él fue quien abrió las puertas de este camino en Colombia. Él y Rogelio Velásquez, un antropólogo chocoano, fueron los encargados de empezar a dibujar el camino. Que una obra tan grande como Changó no tenga la resonancia, tiene que ver un poco también con que la historia nunca ha mirado para este lado y apenas lo está haciendo. Además no es solo la obra de Manuel, también hay otro escritor monumental que se llama Arnoldo Palacios con una obra magistral que se llama Las estrellas son negras y no ha tenido la resonancia que debiera tener. Y esto se ve no solo en la obra, sino en cómo termina la vida un hombre tan sabio como Zapata Olivella: muere pobre y enfermo.
 
 
 
 
 
 
 
¿Cuál fue la primera pieza que consiguió para el museo?
 
Las bailarinas africanas. Las compré en Medellín y ahí empezó a gestarse la idea. Empecé a comprar muchas cosas, pensando en lo que quería hacer.
 
¿La pieza que más quiere?
 
El guerrero africano, esa la conseguí en Bogotá.
 
¿Y la que más lo estremece?
 
La horca, por obvias razones.
 
 
 
Cerrar X
Compartir con un Amigo

Ministerio de Cultura

Calle 9 No. 8 31
Bogotá D.C., Colombia
Horario de atención:
Lunes a viernes de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. (Días no festivos)

Contacto

Correspondencia:
Presencial: Lunes a viernes de 8:00 a.m. a 3:00 p.m. jornada contínua
Casa Abadía, Calle 8 #8a-31

Virtual: correo oficial - [email protected]
(Los correos que se reciban después de las 5:00 p. m., se radicarán el siguiente día hábil)

Teléfono: (601) 3424100
Fax: (601) 3816353 ext. 1183
Línea gratuita: 018000 938081