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La mejor selección lírica nacional triunfa en una ópera descarriada

 El montaje de la ópera La traviata (La descarriada) marcó uno de los puntos más altos de la temporada para la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Coro Nacional de Colombia.

21-07-2024
La Traviata
 
Ensayo coro - Foto: Alberto Sierra

El montaje de la ópera La traviata (La descarriada), a cargo del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y la Compañía Estable, con la dirección musical del maestro Andrés Orozco-Estrada, marcó uno de los puntos más altos de la temporada para la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y el Coro Nacional de Colombia, dos agrupaciones apoyadas por el programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz.

El mismo fin de semana que la selección Colombia de fútbol se jugaba el campeonato de la Copa América, con entradas que superaron los miles de dólares –sin duda el partido más importante de su historia desde que quedó campeona de ese torneo en 2001–, el Coro Nacional de Colombia –la selección de las mejores voces lírica del país– y la Orquesta Sinfónica Nacional –la selección de los mejores músicos clásicos del país–  exhibían su mejor momento artístico en el montaje de La traviata (La descarriada), una de las óperas más famosas y queridas del compositor italiano Giuseppe Verdi (1813-1901).

Entre el 12 y el 14 de julio, el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo fue el escenario de una de las producciones más esperadas del año para los amantes de la ópera: el montaje de la obra de Verdi a cargo de la Compañía Estable, con la dirección musical del maestro Andrés Orozco-Estrada y bajo las directrices escénicas de Pedro Salazar, quien se inspiró en la sociedad frívola y de clase alta de la Bogotá de los años 30 y 40 del siglo pasado para recrear la historia del amor frustrado de Violetta Valéry y Alfredo Germont, basada a su vez en la novela La dama de las camelias del escritor francés Alejandro Dumas (hijo), publicada en París en 1848.

“Investigamos varios burdeles de la época, entre ellos uno que se llamaba El Rosedal, que quedaba en la 7ma con 50. Las descripciones y las crónicas hablan de una copa de neón de champaña que echaba burbujas desde un carro convertible Ford de los años 30 parqueado afuera. No se trata de hacer un proceso documental de esa Bogotá, sino de tener un punto de partida para generar un París que sea un universo propio, nuestro, y que tengamos algo qué decir desde nuestra experiencia en esa ciudad”, contó Salazar el día del ensayo general.

Una puesta en escena sofisticada y elegante, a manera de tríptico, pensada para que los personajes principales, encarnados por solistas de talla internacional; el Coro Nacional, en el papel de esa sociedad capitalina extasiada y prejuiciosa; y el ambiente de una Bogotá de oropel, se conjuguen en armonía para componer un cuadro trágico y a la vez crítico de la época.

“Es un melodrama clásico, como lo vemos en las telenovelas. Es música con drama, que nos cuenta esta historia exacerbada de las emociones internas. Violetta Valéry y La traviata hablan de cómo encontrar la libertad a través del amor, de amar al que yo quiera más allá de las clases sociales, de esa sociedad que tiene tabús de prohibición y que busca sus lugares de desfogue, adonde acudían estos hombres que no pueden vivir libremente sus vidas”, dijo Salazar.

Con un elenco conformado por los solistas Julia Muzychenko (Rusia) y Eliana Piedrahita (Colombia), en el papel de Violetta Valéry; Paolo Fanale (Italia), como Alfredo Germont; Fabián Veloz (Argentina), como Giorgio Germont; Ana Mora (Venezuela), como Flora Bervoix; Alejandra Prada (Colombia), como Annina; Hans Mogollón (Colombia), como Gastone; Tomás Castellanos (México), como el barón Douphol; Juan David González (Colombia), como el marqués de Obigny; e Hyalmar Mitrotti (Colombia), como el doctor Grenvi–, el evento brilló no solo por su inteligente puesta en escena, la sobriedad de los decorados y la calidad del vestuario, sino también por la participación de dos instituciones emblemáticas de la música clásica colombiana actual: el Coro Nacional de Colombia y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, guiados por la exigente batuta del maestro Andrés Orozco-Estrada, quien dirige de forma habitual las mejores orquestas de Europa y Estados Unidos.

El Coro Nacional de Colombia: una revelación musical​​

Un público que le reconoce sus logros y talentos excepcionales y lo acoge como una verdadera estrella, ovacionó la dirección del maestro Andrés Orozco, uno de los artistas colombianos de mayor reconocimiento internacional, director titular de la Orquesta Sinfónica de Viena y de Houston, entre otras.

En el último ensayo general, minutos antes de salir al foso para afinar detalles con los músicos, Orozco entró al camerino donde se maquillaban los coreutas —intérpretes del coro—, como un entrenador deportivo que quiere calentar y motivar a sus dirigidos. Iba con una chaqueta gris y un pantalón negro deportivo y un libreto bajo el brazo del que sobresalían las marcas de sus anotaciones. Con el libro abierto convocó a los cantantes en un círculo a su alrededor y les pidió ensayar el coro de gitanas (Noi siamo zingarelle).

—Recitando, uno, dos, tres... —les dice.

El Coro entona la letra del baile del tercer acto... Noi siamo zingarelle venute da lontano...

—Las panderetas puede ser más piano, hacer el gesto pero no tocarlas tan duro, con un efecto más visual se oye muy bien...

Y el coro vuelve a iniciar... noi siamo zingarelle...

—Dos cositas... laliririri, laliririri...   está un poco bajo, no queda tan brillante. Sopranos, pianísimo, tres, cuatro...

Los coreutas siguen las instrucciones del director con seriedad e intensa concentración.

—Que no se nos salga de control...

Busca en el libreto una nueva página y les pide a los hombres cantar un fragmento del final del segundo acto... ne desti orror. Les habla amablemente, sonriente, divirtiéndose.

Los hombres cantan y el camerino retumba...

—Un poco más de diferencia entre las que tienen acento y las que no. En la bacanale un poco más rápido, ahí sí una fiesta más salida de control –les dice y sus dirigidos se muestran emocionados.

Zharick Peña Maldonado, coreuta del Coro Nacional, dijo que “ser parte de La traviata ha sido una experiencia increíble. Trabajar bajo la dirección de Andrés Orozco Estrada y compartir el escenario con la Orquesta Sinfónica Nacional es un honor y una oportunidad de crecimiento profesional y personal”.

Por su parte, Pedro Salazar destacó la participación del Coro y la Orquesta, que son agrupaciones de carácter público, apoyadas por el programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, liderado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes: “Contar con el Coro Nacional de Colombia y la Orquesta Sinfónica Nacional en esta producción es un testimonio del talento y el potencial artístico del país. Es una muestra de lo que podemos lograr cuando unimos fuerzas y trabajamos juntos por un objetivo común”.

La era dorada de la Orquesta Sinfónica Nacional​

Sentado en la platea, entre el público asistente a una de las funciones, el maestro Yeruham Scharovsky, director artístico y maestro titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia (OSNC), siguió la actuación de sus músicos moviendo sus manos con ademanes suaves sobre sus piernas, como intentado disimular su instinto de dirigirlos, y cantando con tanta emoción que al final del segundo acto sus ojos se encharcaron.

"La Orquesta está en un momento muy especial –dijo al final de la presentación–. Hay quien la llama su era de oro, porque está creciendo, avanzando y mejorando día a día. Es como un bebé que se ve cada día más grande, más bonito y mejor en todo. Está actuando como una orquesta de primerísimo nivel de Europa o Estados Unidos".

Scharovsky, quien ha sido testigo y artífice de la evolución de la Orquesta, agregó: "En relación con La traviata, el espectáculo que vimos ayer bajo la dirección del maestro Andrés Orozco fue simplemente espectacular. La orquesta, el coro y los solistas lograron una actuación de primer mundo, al nivel de las casas de ópera más aristocráticas del mundo. El Coro Nacional continúa sorprendiendo en cada actuación. Es un coro que acaba de nacer y ya se presenta con la cualidad y la calidad como si fuera un coro italiano de cientos de años".

Ligia Perilla, líder de la sección de contrabajos de la OSNC, también expresó su admiración por el maestro Orozco y calificó su experiencia de “única”. “Su dirección es clara, precisa y llena de pasión. Nos motiva a alcanzar nuevos niveles de excelencia y a disfrutar cada momento de la interpretación”.​

Un momento histórico para la música clásica en Colombia​

Gracias al Gobierno del presidente Gustavo Petro, el ecosistema sinfónico nacional de Colombia pasa por uno de sus momentos de mayor impacto en el país y una prometedora proyección internacional. Con el programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, en  2024 se han invertido más de 15.000 millones de pesos, de los cuales más de 4.000 millones se destinaron al fortalecimiento de orquestas regionales consolidadas, como la Orquesta Filarmónica de Cali, la Sinfónica de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, la Sinfónica de Caldas y las orquestas Filarmónica de Medellín y Sinfónica de la Universidad EAFIT, así como dos nuevos procesos orquestales: la Orquesta Sinfónica la Nueva Filarmonía y la Orquesta Sinfónica Binacional Colombo - Venezolana.

Después de su participación en La traviata, la OSNC anunció su concierto de despedida previo a su primera gira internacional 'Uniendo Suramérica en un Sonido Sinfónico’, que se llevará a cabo del 25 de julio al 15 de agosto de 2024. Esta gira marca un hito para la OSNC, agrupación que llevará su talento y excelencia artística a nuevas fronteras, con presentaciones en prestigiosas salas de Brasil y Argentina, así como en importantes festivales como el Festival de Campos de Jordão y el Festival Martha Argerich.

Adicionalmente, el maestro Scharovsky dio la noticia de que muy pronto la Orquesta llegará a China y al Vaticano: “Además de la gira por Brasil y Argentina, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia tiene una invitación confirmada para realizar seis conciertos en China en diciembre, y también un concierto en Roma y otro en el Vaticano. Todos los colombianos pueden estar orgullosos de la orquesta. Representan a su país con dignidad y mucho orgullo”.

La producción de La traviata en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo no solo fue un éxito artístico, sino también un hito en la historia de la música clásica en Colombia. La colaboración entre el Coro Nacional de Colombia, la Orquesta Sinfónica Nacional y destacados artistas bajo la dirección de Andrés Orozco-Estrada y Pedro Salazar demostró el alto nivel de profesionalismo y talento que existe en el país. Una muestra más de que con el apoyo del Estado y el compromiso y la dedicación de los artistas colombianos se puede llevar la música clásica a nuevos niveles de excelencia y compartir su talento con el mundo.

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