Posteriormente, la Ministra presentó, en compañía de su equipo de trabajo, los principales logros y el balance de gestión del cuatrienio 2010-2014. Entre los temas más destacados, estuvieron los nuevos proyectos relacionados con la construcción y mejoramiento de diversas infraestructuras en todo el país. Son 216 obras proyectadas, de las cuales el 71% ya fueron entregadas.
Otro importante aspecto fue la promulgación de la Ley de Espectáculo Público, la cual ha sido posible llevar a cabo gracias a la sinergia institucional con entidades como la DIAN y la Superintendencia de Industria y Comercio. Con relación al tema, la Directora de Artes del Ministerio, Guiomar Acevedo, resaltó el papel que tienen las secretarías de cultura locales en la efectiva ejecución de las disposiciones que establece la ley.
Se destacó también la restauración, ampliación y reforzamiento del Teatro Colón de Bogotá, espacio que espera ser centro de producción de las artes performativas y de circulación que vincule no sólo a la capital sino al país entero. Por su parte, el Director de Patrimonio, Juan Luis Isaza, presentó los procesos de gestión del patrimonio cultural, incluyendo las declaratorias de los bienes de interés cultural, así la elaboración de los expedientes necesario para la inclusión en la lista mundial de patrimonio de la UNESCO de varias manifestaciones de patrimonio cultural inmaterial del país.
La Ministra de Cultura resaltó el valor del Programa Español como Lengua Extranjera (Spanish in Colombia) en el cual participan diversas entidades educativas y que ha formado a más de 2.300 extranjeros, y los importantes avances del Plan Nacional de Lectura y Escritura que ha permitido la construcción de 104 bibliotecas públicas y la compra de más de 10 millones de libros para ampliar las colecciones de estos espacios y de otras iniciativas como las Viviendas de Interés Prioritario que entrega el gobierno nacional.
Al finalizar la jornada de la mañana, se desarrolló el primer panel sobre tres experiencias relacionadas con el postconflicto y la reconciliación. En este escenario participó el padre Leonel Narváez Gómez, presidente de la junta directiva de la Fundación para la Reconciliación. El padre hizo énfasis en la necesidad de una cultura política del perdón y la reconciliación, basada un ejercicio de perdón como esfuerzo de transformación de lo que él denomina la “memoria coagulada” y las narrativas del rencor y la retaliación.
Por su parte, la doctora Maria Emma Wills, asesora del Centro Nacional de Memoria Histórica, señaló que el campo de la cultura no se refiere exclusivamente a las artes, sino que es un campo en el cual se regulan las relaciones sociales. Por ello, el campo cultural comunicativo puede ser una oportunidad para desaprender la guerra. En esa medida, la reconstrucción de la memoria histórica es un acto de dignificación de las personas, que busca también comprender los engranajes de la guerra, las responsabilidades de los actores involucrados, entre otros asuntos. En resumen, “Lo único que no aceptamos es que dejemos a las futuras generaciones un silencio con remordimiento sobre que lo que pasó en el país”, comentó Wills
Para Claudia García, directora ejecutiva de la Fundación Semana, el trabajar con comunidades afectadas por la violencia implica un alto grado de humildad, escucha y, ante todo, diálogo. La experiencia de trabajo en el Salado ha permitido a la fundación aunar esfuerzos entre diferentes actores sociales, políticos y económicos para contribuir a la reconstrucción de una población que sufrió una de las peores masacres cometidas en la historia reciente del país.
En las horas de la tarde, los participantes escucharon dos conferencias magistrales como abrebocas para la discusión y el análisis regional sobre la relación entre cultura y postconflicto, que se llevará a cabo mañana jueves 8 de mayo. La primera parte estuvo a cargo del profesor Douna Trongrongou, quien presentó la experiencia africana e hizo un recuento de las causas que han convertido a un continente en el cual habitan más de 1.000 millones de personas en escenario de múltiples conflictos y guerras.
Para el profesor Douna, causas históricas como el comercio de personas y el reparto de África por las potencias europeas han causado conflictos modernos como el genocidio que presenció Ruanda de la etnia Tutsi –más de 800.000 personas asesinadas-, y el apartheid en Surafrica. Sin embargo, existen experiencias de reconciliación que han tenido resultados que Colombia debe analizar y estudiar para sus propios procesos.
Al finalizar la jornada, la historiadora colombiana Diana Uribe, hizo un llamado a superar lo que ella denomina "fatalidad colectiva":
"Tenemos un sentido de fatalidad colectiva. Nos programamos que no somos capaces de grandes logros a nivel colectivo. ¿Por qué no podemos resolver los conflictos? ¿Por qué se dice que en Colombia no se puede? Uno de los problemas de la paz es no imaginarla. Hace tanto tiempo no vivimos en Colombia esa noción de paz que nos cuesta imaginarla real en nuestro país. La cultura puede transformar los paradigmas de los pueblos a partir de decisiones históricas.Tenemos que reconfigurar el paradigma, cambiar el chip... No estoy de acuerdo con la idea de que nosotros sí no podemos perdonar. Recordemos el caso de Ruanda en el África, que ellos lograron tener un proceso de perdón".