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A través del Programa Nacional de Salas Concertadas, un teatro en Palmira le apuesta a la construcción de paz

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La Fundación Teatral Madretierra le apuesta al teatro como método de transformación cultural en el barrio Olímpico.

30-12-2024
Programa Nacional de Salas Concertada

​Foto: Lina Rozo | Edgar Moreno, director de la fundación, en la sala de teatro.

La Fundación Teatral Madretierra, en Palmira, Valle del Cauca, nació de un madrazo. Así lo comenta Edgar Hernán Moreno Rojas, su director artístico y fundador. Corría el año 2009, cuando Moreno, que en aquel momento pertenecía a un grupo de artistas itinerantes, buscaba un espacio para presentar su temporada teatral. El grupo acordó alquilar la Casa de Cultura de Palmira. “Alquilamos el espacio tres meses antes. El día que iniciaba la temporada, decidimos llegar antes para montar la escenografía y las luces", afirma.

Sin embargo, al acercarse al lugar el día acordado, no pudieron acceder a él. “El guardia dijo que el alcalde de turno tenía el espacio para algo importante. Yo me colé para poder hablar con las personas y encontré a su esposa y una amiga charlando y tomando café". La rabia de haber perdido el que, en aquel entonces, era el único espacio dispuesto para el teatro en la ciudad los llevó a tomar una decisión clave: crear la Fundación Teatral Madretierra, que hoy es beneficiaria del Programa Nacional de Salas Concertadas.

Pasaron dos años antes de que el espacio se inaugurara en un callejón del barrio Olímpico de Palmira y su apertura estuvo fuertemente marcada por el trabajo comunitario. En 2011, abrieron por primera vez sus puertas a los espectadores. La casa que previamente se encontraba en el lote fue demolida y reconstruida con el fin de albergar el espacio y las adecuaciones necesarias para los artistas. Desde entonces, el teatro no solo ha dado funciones, sino que también ha transformado su entorno.

“La primera obra fue muy bella. La sala todavía estaba en obra negra, la comunidad llevó sillas Rimax de diferentes colores. Un vecino nos donó también nuestro primer sonido, un parlante gigante", recuerda con una sonrisa. La comunidad del barrio Olímpico rápidamente acogió y habitó el espacio. La casa ha cambiado desde aquel entonces en un proceso que ha ocurrido de la mano el Programa Nacional de Salas Concertadas.

Tras un año de su fundación, Moreno se presentó a la convocatoria del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Fueron seleccionados entre las salas elegidas y, desde entonces, han crecido de la mano del programa. A los primeros dos pisos del teatro, que comprenden su zaguán en la primera planta y una sala con capacidad para cincuenta espectadores en la segunda, le siguió un espacio multipropósito en el tercer piso. La tercera planta es un espacio híbrido; es el taller donde los artistas elaboran títeres, es una pequeña sala que alberga monólogos y stand ups, es una oficina y es un pequeño bar.

El impacto de su participación en el Programa Nacional de Salas Concertadas ha sido significativo en la sala. El teatro realiza alrededor de 120 funciones al año, incluyendo dos temporadas principales realizadas por Moreno. Además, es sede también de los festivales Monologando y el Festival Internacional de Marionetas. Adicionalmente, ha logrado traer grupos de países como Turquía, España, Canadá, Cuba, México, Argentina y Brasil, enriqueciendo la oferta cultural de Palmira. La democratización del teatro es un eje fundamental para la fundación, que ofrece obras de entrada libre o con boletería que no supera los $10.000 pesos.

Programa Nacional de Salas Concertada

Foto: Lina Rozo | El teatrino móvil en el parque del barrio Olímpico de Palmira.


El impacto de la institución no se limita al escenario. Uno de sus pilares es llevar el teatro a quienes no pueden ir a la sala. Con iniciativas como el teatrino móvil, que recorre comunidades rurales, y la “excursión teatraula", que combina funciones teatrales con formación de audiencia en las aulas escolares, la Fundación Teatral Madretierra ha llevado arte y a espacios distintos para ampliar las oportunidades culturales y la formación artística de jóvenes interesados en el teatro. El teatro ofrece talleres de formación actoral, construcción de marionetas y profesionalización de marionetistas, consolidándose como un semillero de saberes teatrales en Palmira.

Desde la apertura de la sala, el barrio Olímpico también ha cambiado. Antes estigmatizado por episodios de violencia, hoy es un espacio donde la cultura ha tejido lazos de paz y convivencia. La Fundación Teatral Madretierra es mucho más que un teatro: es un refugio de creatividad, un puente entre comunidades y un testimonio vivo de cómo la cultura puede transformar vidas. “La necesidad que tiene un país como Colombia de que los jóvenes, niños y adultos tengan una válvula de escape para nutrir el alma es inmensa. No nos hemos dado cuenta de que en espacios como estos es donde se construye la paz", concluye Edgar Moreno.

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