Por Andrés Castaño Gallego1
El 21 de octubre de 1564, Juan de los Barrios, obispo de Santa Marta y primer arzobispo de Santafé en el Nuevo Reino de Granada, donó su casa para que entrara en funcionamiento, de una vez por todas, un hospital para pobres en la capital de la Real Audiencia. Barrios aseguró que los pobres padecían “mucho trabajo por no haber casa cierta y señalada" donde pudieran ser acogidos y curados.[1]
La noción de hospital que tenía el obispo de los Barrios estaba más vinculada a la institución medieval de caridad cristiana que a una donde únicamente se curaran las enfermedades y se hicieran desarrollos científicos, como se entendió el hospital desde el siglo XIX. De acuerdo con la historiadora Adriana Alzate, desde la Edad Media los hospitales servían para brindar alivio, tanto corporal como espiritual, a los pobres. De esta manera, en los hospitales los cuidaban, los alimentaban y los formaban en la religión cristiana.[2] Esta institución, que era una obra caritativa, la podían fundar los reyes, religiosos o personas adineradas.[3]
Los hospitales, como otras de las instituciones que la Corona española instauró en América, no fueron inmunes a las grandes transformaciones que supuso la conquista. Si bien en octubre de 1541 el rey Carlos V ordenó que se fundaran hospitales en todos los pueblos de España y las Indias, en América ya funcionaban algunos de ellos[4]. Por ejemplo, en importantes puertos caribeños como Santo Domingo ya existía un hospital en 1503, y el historiador Pablo F. Gómez asegura que hay evidencia de que en Cartagena y Santiago de Cuba había hospitales para 1533.[5] Los hospitales que existían en América eran muy pocos y, ciertamente, no cubrían las necesidades de curar a todos los enfermos. Más aún, no tenían la capacidad de enfrentar los estragos de las epidemias que devastaron a las poblaciones indígenas y debilitaron las estructuras de imperios otrora poderosos como ocurrió en México y en Perú.[6] Más bien, como sugiere el historiador Guenter Risse, durante el siglo XVI los hospitales fueron un dispositivo de contacto cultural entre españoles e indígenas. Así, esta institución fue uno de los mecanismos que utilizó la Corona española para cristianizar y asimilar a la población indígena a la sociedad colonial.[7] El Nuevo Reino de Granada no estuvo al margen de estos procesos.
La preocupación por la atención y el remedio de los españoles pobres y los indígenas estuvo presente en los intentos de los funcionarios por establecer un hospital en Santafé. Antes de la donación del obispo Juan de los Barrios en 1564, la Corona había dispuesto, al menos en el papel, las condiciones jurídicas y financieras para el funcionamiento de un hospital en la capital de la recién creada Audiencia del Nuevo Reino de Granada. En mayo de 1553, el rey señaló que la Real Audiencia le había comunicado la necesidad de tener un hospital “donde sean curados los indios pobres" en la capital. Entonces el monarca ordenó que sus representantes en el Nuevo Reino le informaran cuánto costaría hacer un hospital, dónde podría funcionar y cómo podrían conseguirse los medios para su sustento.[8]
En consecuencia, Pedro de Colmenares, procurador general del Nuevo Reino de Granada, le informó al rey que era necesario un hospital porque, según él, los indígenas eran “gente bárbara", sin sentido “de la projimidad para ayudarse y remediarse unos a otros cuando caen enfermos".[9] Esta visión revela el profundo desconocimiento de los conquistadores sobre los complejos saberes y prácticas en salud y cuidado que tenían los pueblos indígenas y que, a través de los cronistas e incluso de la arqueología, se han podido constatar en la actualidad.
Lo cierto es que Colmenares pidió licencia para que se hiciera “un hospital en dos cuartos divididos y apartados", uno para españoles y otro para indígenas. La institución podría sostenerse con diezmos del obispado o con recursos de la Real Hacienda. Eso sí, el rey advirtió que el hospital debía ser para “españoles e indios, distintos unos de otros" y sujetos al Patronazgo Real. Según una Real Cédula de 1556, los fondos podrían recaudarse con un impuesto a los encomenderos hasta completar cinco mil pesos de oro.[10]
Desde Valladolid, en diciembre de 1557, el rey le dio licencia al conquistador Juan de Céspedes para que fundara a su “costa" el hospital de Santafé del cual sería patrón. Según el rey, Céspedes había señalado que en la ciudad había “muchos pobres naturales" que morían enfermos porque no había dónde recogerlos y, en consecuencia, perecían “sin recibir los santos sacramentos". Además, había “algunos españoles" que tampoco tenían con qué curarse. De esta manera, la Corona facultó a Céspedes para que fundara e hiciera el hospital, lo dotara y fuera su patrón durante el tiempo de su vida –o sus herederos, cuando este falleciera.[11] Las posteriores comunicaciones y diligencias de funcionarios y clérigos relacionadas con la fundación de un hospital indican que Juan de Céspedes no adelantó esta tarea.
En 1560 los oidores de la Real Audiencia, el licenciado Grajeda y el licenciado Melchor de Arteaga, le comunicaron al rey que le habían comprado una casa al oidor Francisco Briceño y a su mujer, sujeto a la aprobación de la Corona, para establecer el hospital. Según los oidores, el dinero para pagar la casa podría salir, en caso de que el rey lo aceptara, de los diezmos del obispado y de un impuesto a los encomenderos.[12] Un año después, funcionarios de la Real Audiencia comunicaron al Consejo de Indias que de los dos mil cuatrocientos pesos de oro que costaba la casa de Briceño, habían pagado ochocientos. La cantidad restante se pagaría “trayendo aprobación de Vuestra Majestad".[13]
Al parecer, esta aprobación nunca llegó, pues diferentes personalidades continuaban con los intentos de fundar el hospital. En junio de 1561 el obispo Juan de los Barrios acusó a los religiosos de la orden de los dominicos de no colaborar con la “santa obra" de poner en funcionamiento un hospital en Santafé. Según de los Barrios, los dominicos trasladaron su monasterio e iglesia a otro lugar, y se negaron a dejar “la iglesia en pie" para que el obispo fundara allí “un hospital para remedio de los pobres". Aunque Barrios ofreció pagarles a los dominicos por los edificios, esto no impidió que los derribaran y que el lugar se hubiera convertido en un corral para ganado.[14]
En enero de 1564, el primer presidente de la Real Audiencia, Andrés Díaz Venero de Leyva, envió un informe al Consejo de Indias sobre el estado en el que encontró el Nuevo Reino. Venero de Leyva halló “una gran falta de no haber hospital en el cual muchos pobres que hay, así naturales como españoles, se recogiesen".[15] Según el funcionario, en materia de la construcción de hospital en la capital había “gran descuido", a pesar de que el rey había proveído “muchas cédulas" y había mandado recaudar dinero de un impuesto a los encomenderos. Sin embargo, el presidente señaló que el obispo Juan de los Barrios recibió inspiración divina al donar su casa para que funcionara el hospital.
El obispo, en el documento que registra la donación en octubre de 1564, señaló que “otras veces hemos procurado" fundar el hospital “donde primeramente estaba el monasterio de Santo Domingo" o “en las casas que fueron del licenciado Francisco Briceño". Sin embargo, continuó de los Barrios, “aunque lo procuramos con mucha instancia y nos ofrecimos a de lo hacer a nuestra costa, no tuvo efecto por los inconvenientes e impediente que a esto pusieron personas que fueron parte para lo impedir".[16]
La casa que donó estaba ubicada detrás de la catedral y de la casa de Alonso de Olalla; y tenía por delante la calle real. De los Barrios afirmó que había comprado esa casa de su propio patrimonio y que la donaba para que, desde ese momento, se fundara un hospital sufragado por la Iglesia catedral de Santafé donde se “recogieran los pobres", tanto españoles como indígenas. El obispo de los Barrios nombró patronos del hospital “al obispo o arzobispo que tiempo fuere de este obispado y al deán y cabildo de esta Santa Iglesia". Como patronos del hospital, las autoridades eclesiásticas podrían “ver y visitar y hacer reparar y proveer de aquellas cosas que menester haya".[17]
El inicio de la historia del San Pedro, el primer hospital de Santafé, se materializó, finalmente, en la donación de la casa que habría de servir para su funcionamiento. La ofrenda que realizó el obispo estaba condicionada a que en esa casa permaneciera “para siempre jamás" el hospital, sin poderse “trocar, ni cambiar, ni enajenar". El deán y cabildo eclesiástico podrían disponer de la casa cuando el obispo de los Barrios fuera trasladado a otra ciudad o cuando falleciera.[18] En el acto de posesión, un acto público de tradición medieval, Juan de los Barrios entregó la casa en presencia de Venero de Leyva, el presidente de la Real Audiencia, y de dos oidores Angulo de Castrejón y Diego de Villafañe, y del deán de la catedral, Francisco Adame. En el acto, el obispo entregó las llaves de la casa al deán, quien “abrió y cerró las puertas y se pasó por la dicha casa" en señal de posesión.[19]
En la crónica que Juan Rodríguez Freyle escribió entre 1636 y 1638, conocida como El carnero, dejó testimonio de la donación de Juan de los Barrios. De acuerdo con Rodríguez Freyle, la donación que hizo el obispo para fundar el hospital fue muy importante, debido a que fue el primero de la capital. Para el cronista, en el hospital “han sido servidos y curados los enfermos, su fábrica acrecentada, y con iglesia y cura que dice misa a los enfermos, y que les administra los sacramentos".[20] Este fue el inicio de una historia que ya completa cuatrocientos sesenta años, es el origen de la historia del Hospital San Juan de Dios de Bogotá.
[1] Archivo General de la Nación (AGN), Colonia, Conventos, 47, 23, f493v.
[2] Adriana Alzate, Geografía de la lamentación: Institución hospitalaria y sociedad. Nuevo Reino de Granada, 1760-1810 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2012), 11-12.
[3] Alzate, Geografía de la lamentación, 12-13.
[4] Guenter B. Risse, “Shelter and Care for Natives and Colonists. Hospitals in Sixteenth-Century New Spain", en Searching for the Secrets of Nature. The Life and Works of Dr. Francisco Hernández, editado por Simón Varey, Rafael Chabrán y Dora W. Weiner (Stanford: Stanford University Press, 2022), 67.
[5] Pablo F. Gómez, “Hospitals and Public Health in the Sixteenth-Century Spanish Caribbean", en The Spanish Caribbean & the Atlantic World in the Long Sixteenth Century, editado por Ida Altman y David Wheat ( Lincoln: University of Nebraska Press, 2019), 218.
[6] Alfred Crosby, The Columbian Exchange. Biological and Cultural Consequences of 1492 (Westport: Praeger Publishers, 2003).
[7] Risse, “Shelter and Care", 66.
[8] Juan Friede, Fuentes documentales para la historia del Nuevo Reino de Granada, tomo II (Bogotá: Banco Popular, 1975), 55-56,
[9] Friede, Fuentes documentales, tomo II, 327.
[10] Friede, Fuentes documentales, tomo III, 86.
[11] Friede, Fuentes documentales, tomo III, 180-181
[12] Friede, Fuentes documentales, tomo IV, 65
[13] Friede, Fuentes documentales, tomo IV, 197
[14] Friede, Fuentes documentales, tomo IV, 208.
[15] Friede, Fuentes documentales, tomo V, 123.
[16] AGN, Co, Conventos, 47, 23, 493v.
[17] AGN, Co, Conventos, 47, 23, 494r-v.
[18] AGN, Co, Conventos, 47, 23, 494v-495r
[19] AGN, Co, Conventos, 47, 23, 497r-v
[20] Juan Rodríguez Freyle, El carnero (Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1979), 216.